Exploradores de las dunas
Responsables: Álvaro Montaña y Camila Benavides
Institución: Centro de Estudio y Conservación del Patrimonio Natural
Financiamiento: Proyecto Explora Conicyt de Valoración y Divulgación de la Ciencia y la Tecnología
Duración: 2014
Sitio web: exploradoresdelasdunas.wordpress.com
El proyecto “Exploradores de las dunas” espera dar a conocer a los alumnos las dunas litorales de su ambiente local, buscando lograr un conocimiento, reconocimiento y valoración de su entorno, buscando su respeto y conductas de cuidado para su conservación. Detrás de este elemento desconocido y misterioso del paisaje local, tendrán que descubrir cómo funciona este sistema, bajo qué fuerzas se mueve, y comunicar sus conclusiones a su entorno.
La valorización de los entornos locales de las comunidades educativas supone un desafío constante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y por ende, requiere conocimiento específico de cada entorno y la comprensión de su valor patrimonial. Esta situación es particularmente relevante en ecosistemas singulares como las dunas litorales, ecosistemas poco conocidos de nuestro litoral.
Las dunas son unidades geomorfológicas que integran múltiples dimensiones del patrimonio local, tales como la arqueología, pues albergan vestigios de culturas indígenas costeras; la geomorfología, ya que las costas arenosas son escasas en el litoral nacional; la climatología, al ser un registro de condiciones climáticas actuales y pasadas; la biogeografía, pues albergan flora y fauna específica de sustratos arenosos; y el paisaje, ya que son unidades distintas del litoral, de alto valor estético y usos productivos como de recreación, además de mitigar tsunamis y estabilizar la línea de costa. Por tanto, son espacios donde interactúan una variedad de mecanismos bióticos y abióticos propicios para fomentar la ciencia en los niños y niñas de enseñanza básica, mediante el uso del ciclo de indagación, ya que posibilitan descubrir procesos y estructuras claves para la estabilidad del sistema costero y constituyen en sí mismos elementos patrimoniales locales de las comunidades educativas. Por esta razón, estos ecosistemas constituyen verdaderos “laboratorios naturales” locales, donde los niños pueden experimentar y aprender in situ.